Somos vulnerables. Somos seres interdependientes, frágiles, necesitamos que nos cuiden. Que nos cuiden y, recíprocamente, generar bienestar físico y emocional a nuestros congéneres. Para ello, sin duda, es necesario producir unos bienes, unos servicios específicos, y replantear radicalmente el valor y la visibilidad que otorgamos a los colectivos que cuidan.
De la mano del feminismo, los cuidados han irrumpido como nunca antes en la agenda pública -no solo en el ámbito sindical-, y ocupan un lugar central en diversas disciplinas académicas. Por eso nos parece oportuno ofrecer el espacio de esta publicación para una reflexión profunda, valiente y realista al mismo tiempo, lejos de ideas preconcebidas o expresiones vacías. ¡Un auténtico reto!